Hay días, hay momentos, hay épocas, temporadas en la que
sientes una presión extraña en el corazón, en el fondo hay una emoción atrapada,
que poco a poco va carcomiéndote.
Sientes que en vez de afrontar los problemas, los metiste en
tu mochila y la cargas cada día, cada vez que te mueves, está esta en tu
espalda, y poco a poco el peso sobre tus hombres se vuelve incomodo, se vuelve
un fastidio. El estrés y la impotencia se inyectan en tu sangre, y como el oxígeno,
es lo que respiras al son de tus latidos, cada segundo se vuelve más tenso, con
incertidumbre de saber que va a pasar, que es lo que tienes que hacer… pero
sigue sin pasar nada.
Hablo de esos momentos cuando estamos atrapados en un bosque
frondoso de problemas, nuestros problemas y se ven enormes e imponentes delante
de nosotros, y no sabes a donde ir, no sabes a donde mirar, quieres correr,
quieres huir pero es un laberinto donde tienes que descifrar, pero no te
quieres mover por miedo a que todo empeore. Hablo de esos momentos donde no
lloras, pero tienes ganas de gritar al cielo, donde quieres saber el porqué de
las cosas, pero solo estas ahí, quieto, en cuatro paredes, todo oscuro,
esperando que simplemente pase la tormenta.
En esos momentos quiero a alguien, que me abrase en
silencio, me acune en sus brazos para darme fortaleza, alguien que seque mis lágrimas,
que bese mi frente dándome esperanza, quiero alguien que me haga olvidar por
unas horas del mundo, que con una caricia sienta que puedo tocar el cielo, y de
ahí me haga volver a tierra para caminar conmigo, alguien que me haga perderme
en su propia paranoia, y que no tenga miedo de mostrar su alma, quiero un
soporte, quiero un faro que me guie en mis momentos oscuros de tormenta, que se
alegre de que llegue a la orilla, quiero a alguien que ame con locura, que me sumerja
en ella, en pasión, en alegrías y tristezas, en sentimientos de verdad. Quiero
alguien con cicatrices, alguien que sepa que estar en lo más abajo, que sepa lo
que sabe el fracaso, porque hemos bebido directamente de la botella, pero que
sea una luz en la oscuridad. Un amor que sea una montaña rusa de emociones pero
saber que seguirá conmigo más que en los buenos, en los peores. Quiero a
alguien que saque eso que tengo dentro, esa tristeza y la convierta en
sonrisas, que transforme mis lágrimas en interminables charlas, que podamos
hablar de todo y de nada, que sea mi ángel, para librarme de los demonios que
atormentan al mundo, inmaduro y tonto entre risas pero maduro y firme entre decisiones,
un héroe que no me deje caer, mi salvavidas… y lo quiero para esos momentos en
la que siento la mochila muy pesada, en la que necesito un aliento de esperanza…
Se lo que quiero… ¿Pero qué es lo que necesito?