¡Por fin mis plegarias fueron escuchadas! ¡Ya era hora! Se
fue el verano eterno en el que estábamos metidos. El sol me tenía loca, en todo
el sentido de la palabra. No sabía cómo vestirme, ni como si quiera salir
porque sudar no es una opción. ¡Odio sudar!
Pero ya paso, todo está bien ahora, los meses siguientes serán
una maravilla. El clima aquí es uno de los más fríos de la cuidad ¿Qué más
puedo pedir? Claro, evitar las enfermedades.
¡Si enferma! Ni bien empezó mi etapa favorita, mi estación amada
del año y termino enfermándome, excelente bienvenida. Y mientras escribo, estoy
tomando una rica tasa de sopita de pollo de mi mama, menos mal alguien me está
cuidando, así sea sopa instantánea… ¡Que importa! Lo malo fue las pastillas que
tengo que tomar, son del tamaño de mi pulgar, horribles. Mas por sus efectos
secundarios, yo no suelo tenerlos, pero estas pastillas antibióticas… cielos,
me hacían estar en estado zombie. Estaba en clase y a la vez no estaba, escuchaba la clase y la vez no entendía
ni un comino. Encima tenía los oídos tapados por la sinusitis y usaba gorro y
no escuchaba a nadie. Muy gracioso.
Antes de todo la sinusitis es cuando tienes una resfrió mal
curado y la mucosidad se secan y tapan las vías respiratorias y porque más que
te suenes no saldrá nadita. Impotencia al máximo. Y estar con esta enfermedad
casi una semana es fastidioso, menos en clase de inglés no se me hizo tan difícil,
pero tampoco fácil. Por las pastillas, sentía dolor en el estómago, tenía mucha
hambre y me sentía adormecida… Ah no espera, eso era Andrés. Suerte la mía que
me pasa esto al mismo tiempo.
¡Hey! Pero yo estaba bien, en el sentido que si me veía y si
no fuera por mi voz ronca y el sonido ese que parece que te estas comiendo los
mocos, físicamente no parecía enferma. Si algo aprendí de Patch Adams, buen
humor ante las enfermedades ayuda bastante. Y como no podía estarlo, mi madre
me ha estado engriendo como cuando era niña. ¿Cuántas veces sucede eso?
Entonces mi bienvenida al Invierno fue completa, no solo me
enferme, me compre un gorro de lana nuevo –los amo-, he estado tomando Té hasta
por gusto, y estado leyendo en mi cama con una rica manta. ¿Qué más puedo
pedir? Listo, toda una foto pal´ Instagram.
Solo pocos disfrutan de verdad el invierno, no solo de boca
para afuera, no solo un estado de Facebook, es algo más personal, más profundo,
psicológico podría decirse. Es como la época de las vacas gordas para algunos,
las flacas para otros. Pero para mí, es la época perfecta para hacer lo que más
me gusta al estilo que me gusta, el frio te da la ventaja de vestirte como
quieras, comer sin miedo a engordar porque los abrigos tapan la pancita, estar
en casa con un buen libro o pasar el tiempo en Netflix… y un montón de cosas
que para mí, se disfrutan más en Inverno.