¿Las redes sociales son siempre buenas? Porque yo creo que a
veces son más entrometidas de lo que pensamos, y suelen hacerte estúpidos recordatorios.
Dicen que recordar es volver a vivir… ¿Pero qué va a saber
la maldita máquina que quiero recordar? ¿Y si no quiero volver a vivir, si
quiera pensar en eso?
Después de una tarde tranquila, tomando té ya por diversión que
por mi enfermedad, rodeada de mis bebes, entro alegremente a revisar un poco
Facebook, no lo tengo un poco descuidado, y como siempre, con toda esta tecnología
y los avances, estas Apps pueden saludarte, darte la bienvenida e incluso te
recomiendan lo que te gustaría ver o a quien agregar…
Bueno, el punto es que no siempre sus recomendaciones son
buena, e incluso oportunas. Viendo en el baúl de los recuerdos que te hacen, encontré
fotos con alguien que no veo hace mucho tiempo, alguien que en su momento era
mi confidente y mi hermana. Al ver estas fotos hubo un sentimiento extraño en
mi corazón, porque al verla, quise regresar un rato en el tiempo y no soltarla,
hubiera hecho algo para detener la tormenta venidera, algún refugio o algo. Pero
así hubiera viajeros en el tiempo o inclusive si viniera la hada madrina y me concedieran
ese deseo, no regresaría.
¿No la extrañas? Me pregunte a mí misma. Extraño no sería la
palabra. Anhelo esos momentos bonitos que tuvimos, interminables conversaciones,
efímeras como la noche, risas como las estrellas, muchas como las historias que
podríamos contar, de cada una, de nosotras, del mundo, de nadie. No éramos las
mejores amigas de toda la vida, pero tampoco éramos extrañas. Era diferente, o
por lo menos yo lo sentía diferente.
Dicen que en el mundo hay alrededor de 7 personas que se
parecen a ti, pero no sabes realmente físicamente o interiormente. Yo sentí que
la encontré, no era físicamente ni un poco, casi era todo lo contrario; pero
por dentro, pensamientos, ideas, anhelos, casi 80% de nuestra manera pensar era
igual, esas amistades que suelen decir las palabras al mismo tiempo o incluso
no necesita hablar ya te imaginas que está pensando o que va a decir. Ridículo,
pero increíble.
El problema es que esa persona, que se ganó mi confianza, mi
amistad y mi intimidad, ya no existía. No sé quién será ahora, pero disfrute
hasta sus últimos latidos de ser ella, para ver cómo se transformaba en algo
diferente, y me fui. Siempre quise saber si cambio o esa era realmente su
verdadera cara. No sé si vi morir a mi amiga o la vi quitarse la máscara.
La culpa no es de ella, tampoco mía. O tal vez sí. Pero quedaron
más preguntas en el aire, dejándolo aun cargado de dolor y tensión, que se
puede tocar. Y yo sé que como el mundo es redondo, nos volveremos a ver… le diré
que la extrañe, que la eche de menos… quizá ella también, quiso no. Sea lo que
sea, las cosas no serían igual.
¿La extraño? Resonó en mi mente. No, porque la que extraño
no existe más. Ella no es la misma, yo tampoco.
¿Te a pasado lo mismo con una amistad? ¿Te sientes indentificada con esta historia? ¡Cuentamelo ya en el comentario antes de que te vallas! :)