Al parecer tenía que ir, mire la puerta, no quería pero a la
vez me moría por entrar. Ángeles decirme
que tengo que ir. Tengo que obedecer, es lo menos que puedo hacer. Fue extraño,
como siempre, venir es sentirme bien, venir es sentirme mal. ¿Por qué es tan
complicado? ¿Acaso soy la única que le pasa esto?
Ni bien puse un pie dentro, está ahí, en la entrada. Solo pensé
en una cosa, la Batería. Estaba serio pero nunca tanto para que no se viera la
sombra de su sonrisa. Voltio a verme, grito mi monigote, mejor dicho, voltio a
verte. Era cierto, y no solo voltio, me dio la bienvenida. ¿Por qué siempre
luzco como una estúpida en los momentos más inoportunos? Al menos no me caí.
Ridícula soy, ridícula nací y más ridícula moriré. Ángeles lucir
perfectos, limpios, inmaculados. Nosotros somos nada, polvo de donde nacimos,
polvo moriremos.
Estaban todos ahí, haciéndome sentir la última pieza del rompecabezas,
solo que no era la correcta. Antes de que alguien notara mi presencia, ya
estaban ahí. Mi corazón latió.
El líder estaba formal, como solía estarlo. ¿Sabía que así
se vea mucha más hermoso? Debería ser pecado salir así porque sí. Estaba siempre
muy ocupado, tan ocupado para notar a alguien más, solo sus acompañantes, ojala
tuviera la oportunidad de ayudarle, pero Ángeles decir que más adelante, tienes
que estar preparado. Responsabilidades como esas no nos daban, era riesgoso, no
merecíamos tanto. No es que no confiaran en nosotros, nosotros no confiábamos en
nosotros.
Y entro, la banda. De milagro estaba completa. ¿Cuándo sucedía
eso? No lo sé, pero tenía que ser importante. La batería, detrás siempre, marcado
el ritmo. El bajo, tan serio, tan calmado. La guitarra acústica, centrado en lo
que tenía que hacer. La guitarra Eléctrica, siempre se ve tan especial. El piano, o
bueno, la señorita piano, siempre brillando. ¿Como lo hace?
Por un minuto mi mente voló, por un minuto creí sentir que
cantaban para mí. Melodías envuelven el ambiente, haciéndote creer, que eres
fuerte. Nada te detiene, eres grande, eres rebelde. Es difícil estar
concentrada, cuando los miras. Sincronizados, tocan melodías. Canticos especiales,
que te hacen creer que puedes ser como los Ángeles. No puedes, nacidos del
polvo, se quedan en el polvo. Nadie los puede cambiar. Lo único que queda es
soñar, soñar en que un día todo podría cambiar, en que podrías volar, reír y cantar.
Como ellos, como ustedes. Ojala fuera tan fácil, ojala fuera tan sencillo. Pocos
han podido, son casi leyendas ya que sientes caer en un vacío, no puedes
simplemente saltar, necesitan alas para poder volar. Pero nosotros, atrás solo
llevamos dos marcas, grandes cicatrices que no se pueden borrar. No somos Ángeles
pero tampoco Demonios. Somos nada, somos polvo.
Miro abajo, y me pongo a leer, imaginando esta vez que mi Ángel
pueda conocer, solo aquí puede darme el lujo de creer, que el amor existe y es
para todos, aunque duela aunque sea imposible, aquí el amor rompe barreras,
sana hoyos, cruce mares, llena a vacíos. Ojala el amor fuera para todos, ojala
fuera así de hermoso.
Ángeles dicen que es lo más bello, aunque también peligroso,
Ángeles se perdieron entre Demonios, pocas veces ganaron Demonios para Ángeles.
Entonces ¿Cómo ser hermoso algo doloroso? Crea lágrimas, crea decepciones,
falsa promesas, sueños rotos.
Yo solo veo, a uno de ellos, pero no a mi lado, es imposible,
somos distintos. Ellos pronto serán Ángeles, yo volver al polvo. No hay nada en
esta vida que llene mi corazón, más que un rato de té un libro, mientras miro
en un rincón, como tocan una canción.